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martes, 31 de diciembre de 2024

Un año de batallas con la Estirpe Queltarin


 Este año quiero cerrar con una entrada muy especial y atípica, aunque lo cierto es que ya hemos visto entradas similares como Un año de batallas con el Clan Barbacuarzo y Un mes con Estalia, donde desgranaba los principales enfrentamientos que habían acontecido a mis ejércitos a lo largo de un determinado periodo. Esta vez es el turno de los Elfos Silvanos, de quienes decidí que serían mi ejército durante los primeros compases en The Old World, retomando así la faceta más bélica del hobby. Han sido mi ejército de confianza desde 7ª Edición y con quienes mejor podía trabajar todas las facetas del juego, sobre todo para familiarizarme con la siempre complicada fase de movimiento.

 En estas contadas partidas he podido sacar algunas conclusiones, incluso he recuperado la fe en el juego pese a que, una vez más, Games Workshop tiene la oportunidad de hacer algo grande pero da la sensación de que  se queda deliberadamente a medio camino. Aun así, sigo pensando que The Old World mejora las ediciones anteriores en muchos aspectos (para otros prefiero 6ª u 8ª), y que si no le habéis dado una oportunidad, ya estáis tardando. Pero en fin, veamos cómo les han ido a mis Asrai a lo largo de las cuatro estaciones del año en el que Warhammer Fantasy Battles regresó a las mesas de juego.

 Por hacerlo más entretenido, esta vez he decidido que voy a presentar cada partida de manera narrativa. De este modo, cada batalla es una pequeña historia contada desde el punto de vista de los Elfos Silvanos que participaron en la contienda. No entraré a comentar particularidades de las listas ni momentos clave de la partida más allá de lo que se pueda extraer a través de la historia. Son cuatro historias entrelazadas y continuistas una de la otra, muy cortas, por lo que la lectura, espero, será amena y del agrado de tod@s. Comencemos.

1ª partida. Elfos Silvanos vs Elfos Oscuros a 1000 puntos.

 El invierno estaba llegando a su fin. Las plantas rastreras asomaban entre los corros aún no desechos de hielo, mientras que algunos brotes comenzaban a llenarse con los colores verdes propios del comienzo de la primavera. No obstante, el aire aún bajaba frío desde las Montañas Grises, especialmente en la provincia de Parravon. Las gentes del lugar esperaban la llegada del buen tiempo cobijados en sus moradas, no si una buen motivo, pues era en esta época cuando las criaturas de las montañas frecuentaban el valle, apuradas por la necesidad de encontrar el alimento que escaseaba en las cumbres nevadas.

 No obstante, este año no serían los Orcos ni otras criaturas guturales quienes se aventurarían hasta los poblados bretonianos sin invitación previa. Una partida de Elfos Oscuros de Hag Graef comandada por una poderosa Hechicera, se había internado en el corazón de Bretonia, hostigada por el ejército real de Couronne tras haber enviado al fondo del océano a la flota de saqueadores Druchii. Los pocos supervivientes que quedaban estaban del todo acorralados, pero la hechicera oscura aún tenía un as en la manga. Había oído hablar de las Raíces del Mundo y cerca se encontraba el corazón de las mismas. Dar con un camino que les llevase a Naggaroth sin barcos para su mermada hueste sonaba irresistible pero a la vez se antojaba arriesgado. Su destino se encontraba a unas pocas noches al sur de allí, en el bosque de Athel Loren. Durante la huida tendrían además la oportunidad de saquear alguna aldea humana...

Acechador de Caminos.
 Cerca de allí, Halondil Flecha Nocturna había seguido los movimientos de sus primos Druchii y de los Caballeros del Reino. Sabía que la contienda podría afectar a los intereses del bosque y una vez más, no se equivocaba. Los supervivientes se dirigían hacia el sur y no permitiría que éstos pudiesen poner en peligro su ancestral hogar. Él seguiría de cerca los pasos de los incursores, pues podía avisar a las patrullas fronterizas de su posición comunicándose con las plantas, bestias y espíritus de la naturaleza. Todos estaban conectados y compartían intereses comunes.

 Ese podía ser un buen lugar donde pasar la noche. Apenas una comunidad de campesinos a los que asustar con un mínimo de su magia y una Capilla del Grial en la que seguramente se encontraría alguna reliquia a buen recaudo. No conocía el nombre de la aldea ni falta que le hacía. Al amanecer tan solo quedarían escombros, ceniza, humo y sangre. Con un golpe de espuela, la Hechicera Suprema dirigió a sus jinetes malditos y al resto de efectivos rumbo hacia la desprotegida aldea bretoniana.

 Halondil Flecha Nocturna había conseguido reunir algunos arqueros y exploradores de las lindes de Argwylon; sus hermanos, y a nómadas del Bosque Embaucador siempre dispuestos a luchar. Además, el joven (para los estándares de los espíritus del bosque) Orondruil Yematemprana ya había despertado de su hibernación y nunca rechazaba la llamada a las armas. Protegerían a los humanos, no en un alarde de altruismo, sino por mero egoísmo, pues su supervivencia pasaba directamente por esa línea de contención que conformaba el reino bretoniano y sus gentes. En cuanto los Elfos Oscuros pusieran un pie en el pueblo, les recibirían con una lluvia de proyectiles.

 Mannslieb se alzaba llena en el firmamento, aunque Morrslieb también resplandecía con fuerza. Ello no supondría ninguna diferencia, pues los elfos ven perfectamente en la oscuridad. El enemigo ya se aproximaba. La Hechicera y su séquito de Slaanesh penetraron en el poblado humano gritando e incendiando algunas casas con sus magia demoníaca. Ese era su objetivo inmediato, del resto de saqueadores se encargarían las fuerzas de choque Asrai. Tensó su arco y un certero disparo abatió a su primer víctima. Halondil Flecha Nocturna asió una nueva flecha, la puso grácilmente sobre su mano izquierda, tensó y de pronto unos rayos de energía oscura alcanzaron su cuerpo, haciendo que se desplomara súbitamente.

 Cuando recuperó el sentido, Halondil Flecha Nocturna se encontraba en las estancias de Cyred-Athem. Los invasores habían sido totalmente aniquilados, algunos compañeros habían sucumbido también, pero el precio pagado había sido razonable y él, aunque necesitaría recuperación, volvería a poner su arco y flechas a las órdenes de la Estirpe Queltarin.

 Resultado: 1038 - 690. Victoria Asrai.

 MVU (Most Valuable Unit): Hombre Árbol, por acabar con la unidad de Corsarios y con la Hechicera Suprema en el último turno con sus raíces estranguladoras.

 Esta partida se encuentra publicada íntegramente en Primeras impresiones y 1ª partida The Old World.

2ª partida. Elfos Silvanos vs Condes Vampiro a 1500 puntos.

 La primavera no había llegado con buenos augurios. Si bien Alatariel había pronosticado una estación prolífica, también había visto la llegada de nuevos peligros para los elfos de Argwylon. Uno de estos, el más inmediato, le había transportado a unos túmulos cercanos, pero al otro lado de las Montañas Grises, en la tierra que los hombres conocen como El Imperio. Allí, un hechicero estaba realizando siniestros rituales para arrancar de las estancias de Morr las almas de los difuntos. Ante tal abominable enemigo, el Señor élfico Telperion, aprovechó la cercanía de su dominio con las Montañas Grises para cruzarlas y castigar a quienes se acercaban lo suficiente a sus fronteras.

 Actuar de inmediato era crucial para que el Nigromante no llevase a cabo su propósito y reuniera un ejército mayor, por lo que el Biennacido reunió a los soldados destacados en Cyred-Athem sin que la guarnición se resintiera. Idealeth el Loco se unió a la comitiva del Señor de los Queltarin, pues sus conocimientos en magia oscura servirían no solo contra las malas artes nigrománticas sino también para utilizar las Raíces del Mundo para cruzar la cordillera que les separaba de los túmulos en tiempo récord.

 Las campanas tañían en la noche lluviosa. El Nigromante no había reparado aún en los elfos que vigilaban su siguiente parada: un pequeño pueblo imperial donde yacían los restos de un antiguo caudillo Unberógeno y sus más leales guerreros. Cerca de los túmulos, los sigmaritas había tenido a bien honrar a sus héroes construyendo un templo en las inmediaciones alrededor del cuál había crecido una pequeña comunidad de leñadores, campesinos y artesanos. Todos ellos acabarían por formar parte de sus legión de No Muertos en apenas unas horas. Los planes de su maestro cobraban forma lenta pero inexorablemente. Ya había profanado otros túmulos al oeste de donde ahora se encontraba, habiendo sido capaz de ligar su voluntad a los formidables guerreros del pasado, así como a los incautos humanos que se cruzaron en su camino y que ahora formaban en vanguardia. Además, gracias al favor de su señor, Murciélagos Vampiro y un Terrorgheist acompañaban la marcha desde el cielo nocturno. Desde luego el nuevo amo al que servía debía ser alguien realmente poderoso, pues además de esas bestias se había ganado la confianza de los Caballeros de la Torre Sangrienta, formando una alianza entre ambos clanes, aunque él no alcanza a ver el propósito de esta colaboración, de momento...

 Ensimismado en sus pensamientos, el Maestro Nigromante de pronto notó que algo no iba bien. El lugar se estaba concentrando de magia arcana, pero ni él ni su acólito tenían nada que ver con ese cambio en los vientos de la magia. No estaba acostumbrado al miedo, y pese al contingente que le acompañaba, el no poder controlar la situación hizo que su amortajado vello se erizase. Con un gesto de su bácula la comitiva funeraria paró en seco. El Nigromante intentó escudriñar más allá de la persistente lluvia con su visión bruja, pero no era capaz de reconocer qué o quién merodeaba tras los árboles. De pronto, un rugido ensordecedor emergió del bosque y decenas de proyectiles surcaron el cielo desde diferentes puntos hacia su posición.

 Telperion sobrevolaba las filas de muertos en su Dragón. Orondruil Yematemprana se había unido a ellos poco antes de emprender el viaje por las Raíces del Mundo y ahora se interponía entre los Asrai y los No Muertos. El plan iba según lo previsto. Tenían rodeado al enemigo y las flechas se sucedían desde todos los puntos cardinales. Pese a que el Nigromante era más poderoso que Idealeth, éste conseguía desviar la mayor parte de la magia dirigida contra los elfos. Gracias a su posición pudo divisar al Nigromante. Si se habría paso entre la maraña de Zombis y acababa con su líder, podría poner fin a la batalla en menos que canta un gallo.

 El Nigromante rompió su concentración y el último hechizo que intentaba canalizar se desvaneció entre sus mortecinos dedos. Su instinto le hizo huir ante la enorme sombra que descendía desde el cielo. Acababa de perder el vínculo con los Caballeros Sangrientos y los Tumularios, por lo que si su fuerza principal había sido derrotada, era cuestión de tiempo que el resto los siguiera. Protegiéndose con la marea de Zombis, el Nigromante se abrió paso hasta el Terrorgheist, subió por sus costillas hasta los resquicios de carne que el engendro aún poseía en el omóplato, se agarró a una pequeña porción de recio pelo y levantó el vuelo sin volver la vista atrás, rumbo a Sylvania.

 Nota: En esta batalla ambos contendientes incurrimos en sendos errores durante la confección de nuestras listas. El jugador de los Condes Vampiro incluyó más puntos de los permitidos en unidades singulares y yo incluí dos unidades de Exploradores del Bosque Profundo, cuando el máximo permitido es de 0-1 por cada 1000 puntos.

 Resultado: 1674 - 0. Victoria Asrai.

 MVU (Most Valuable Unit): Hombre Árbol, por frenar en seco la carga de los Caballeros Sangrientos y tener todavía fuerzas para barrer a la Guardia de los Túmulos.

Orondruil Yematemprana midiéndose a los Caballeros de la Torre Sangrienta.

3ª partida. Elfos Silvanos vs Altos Elfos a 1999 puntos.

 Alatariel Estrella de Invierno veía desde la distancia cómo Telperion se alzaba victorioso ante la hueste No Muerta. Sin embargo el Nigromante había conseguido escapar. Ahora, su atención se desviaba al este, al norte de las Montañas Grises. Allí, un conflicto milenario estaba a punto de volver a romper la relativa paz del bosque. Un rencoroso Príncipe Élfico, ávido de demostrar a sus semejantes que era capaz de recuperar la gloria de su casa, se dirigía hacia uno de los Karaks enanos de las montañas con el propósito de recuperar objetos de su familia perdidos durante la Guerra de la Barba y de hacer pagar a los Dawi por sus crímenes pasados.

 Como la mayoría de jóvenes elfos que no vivieron esa turbulenta época, el Príncipe de Caledor no era consciente de lo que sus actos podrían desencadenar, y Alatariel ni Athel Loren estaban dispuestos a sufrir de nuevo la cólera de los Enanos. Si quería que el río Grismerie no se tiñese con la sangre de ninguno de sus potenciales aliados, ella misma debería comandar una comitiva diplomática que pusiese fin a las pretensiones de sus primos Asur sin tener que empuñar las armas. Los Enanos de los Karaks de aquella parte del mundo habían aprendido a respetar las fronteras establecidas y servían a los propósitos de Argwylon de defensa involuntaria contra las acometidas del norte, pero lo peor es que pudieran volver a alimentar el resentimiento contra los hijos de Asuryan.

 Como era de esperar, los Enanos se habían encerrado en sus fortalezas ante la presencia del contingente Asur. Cerca de una destilería que apestaba a vapores nocivos y a cerveza negra, el Príncipe Elfo se disponía a tomar su primer botín. La fábrica había sido abandonada tras divisar los primeros exploradores la vanguardia élfica. Aquel botín sólo sería el primero, después su dragón incendiaría el complejo industrial con el propósito de enviarles el mensaje a los detestables barbudos, él y sus fuerzas había llegado para arrasar con todo lo que pudieran o morirían en el intento. Su consejero se aproximaba hacia su posición y, tras una mirada a sus profundos ojos, supo que no venía con buenas noticias. Alguien se había puesto en contacto con ellos y quería parlamentar.

 Para sorpresa del Príncipe Élfico, otra elfa, una Asrai, había ocupado la destilería con su guardia personal y les pedía con palabras amables pero firmes que regresasen a su hogar y no perturbaran la paz del lugar. Aquella maga elfa no tenía derecho a pedirle nada a él, y menos para proteger a unos Enanos ladrones. Si su reputación no había cruzado el océano con él, tendría que enseñar a sus primos del Viejo Mundo quién era. Contemplando el pobre aspecto de la escolta de la Elfa Silvana, podía hacerse a la idea de cómo acabarían ante una carga de sus acorazados corceles.

 No había habido suerte. El Príncipe Elfo era demasiado arrogante incluso para los estándares de su raza y se disponía a darles una lección. Previendo esta conducta, Alatariel no había mostrado todas sus fuerzas, pero allí estaban algunos de los mejores guerreros de las montañas. Aunque el enemigo contase con bestias aladas, caballería y relucientes armas, ellos contaban siempre con el factor sorpresa.

 Fue cuestión de minutos. Las primeras andanadas de flechas hicieron que el Fénix Picollameante, Las Grandes Águilas y el Grifo que se encontraban a las órdenes de los Altos Elfos se desplomasen sin vida desde el cielo. La entrada en combate de Orondruil Yematemprana, los Jinetes de Halcón y de Etharia la Bailarina y sus devotos de Loec había frenado en seco la carga de los Yelmos Plateados y los Maestro de la Espada de Hoeth. Ambos regimientos, experimentados guerreros considerados como la élite de Ulthuan, no fueron rivales para los poderosos brazos del Hombre Árbol ni para el estilo de combate ágil y grácil de los Bailarines. La propia Etharia, tras capturar al mago y consejero Asur, corrió presta a desafiar al Príncipe Elfo y poner fin a aquel sinsentido. El dragón y su jinete respondieron al desafía y se lanzaron en picado sobre la Bailarina Sombría. Toda la Guardia del Bosque, sin excepción, aprovechó la proximidad del gran gusano para vaciar sus  carcajs, pero fue Halondil Flecha Nocturna, quien de un disparo certero al ojo del dragón consiguió que éste rugiera de dolor y remontase el vuelo, poniéndose a salvo de los proyectiles. El general Asur, ya derrotado, puso rumbo a su campamento en la costa del Mar de las Garras, con la mácula de la vergonzosa derrota corroyéndole el corazón.

 Resultado: 1353 - 762. Victoria Asrai.

 MVU (Most Valuable Unit): Acechador de Caminos, por desatar el fuego contenido del Anillo Rubí de Destrucción durante todos los turnos en las unidades de apoyo Asur y mermar las Heridas de las grandes bestias que trajeron consigo.

Dos contendientes disfrutando de una agradable tarde de verano de Warhammer.

4ª partida. Elfos Silvanos vs Condes Vampiro a 1999 puntos.

 Esta partida se encuentra publicada íntegramente en 4ª partida The Old World. Afianzando conceptos.

 Resultado: 1834 - 641 (En el momento de la rendición al final del 5º turno). Victoria Asrai.

 MVU (Most Valuable Unit): Acechador de Caminos, por desatar el fuego contenido del Anillo Rubí de Destrucción durante todos los turnos en las unidades de apoyo Asur.

5ª partida. Elfos Silvanos vs Altos Elfos a 2000 puntos.

 ¿Cómo podían haber dado con la patrulla de Forastales que escoltaban al consejero Asur? Alatariel Estrella de Invierno ni siquiera había tenido tiempo para escudriñar su alma con sus poderes mágicos. Tras la batalla en las Montañas Grises, sin duda había subestimado al Príncipe Elfo y a sus guerreros, y ella no era de las que cometían errores. Pero ni su visión bruja ni su sentido común presagiaron que los exploradores fuesen a ser descubiertos y que pudiesen liberar a los prisioneros. No sólo eso, en su huida, los traicioneros Asur habían secuestrado a parte de sus doncellas y las habían obligado a usar las Raíces del Mundo para regresar a su isla. Alatariel Estrella de Invierno era una poderosa vidente, cuyo don le había permitido interceder en favor del resto de razas y llegar a tratos incluso con los codiciosos Enanos, pero era inmisericorde con quienes dañaban a Athel Loren.

 Reunió a las Hermanas del Espino que habían logrado ponerse a salvo durante la emboscada y al resto de huestes que durante toda la estación habían combatido a los Condes Vampiro y a los Altos Elfos. Muchos estaban heridos y debían guardar reposo en Cyred-Athem, entre ellos el señor Telperion, pero no su dragón. Con los restos de la Estirpe Queltarin y los espíritus del bosque que pudo convencer, Alatariel utilizó por última vez ese otoño las raíces del Roble Eterno para rescatar a sus hermanas raptadas y escarmentar al orgulloso príncipe de Caledor. Presa de la venganza, más que del sentido común, los Asrai partieron a una tierra que muchos no conocían y a la que otros tantos no habían vuelto a ver desde hacía milenios, entre ellos Alatariel Estrella de Invierno.

 Siguiendo las huellas de aether a través de las Raíces del Mundo, no fue difícil dar con el rastro de los Asur hasta el extremo suroeste de las montañas Annulii, en Ulthuan. Apenas los Elfos Silvanos emergieron en un roquedal ocupado por un bosque de coníferas, fueron inmediatamente detectados por el ejército de Caledor. Desde luego, los Altos Elfos se habían preparado a conciencia. Contaban con sus mejores exploradores y arqueros para igualar las fuerzas Asrai. Sombríos de Nagarythe, Hermanas de Avelorn, Jinetes de Ellyrion, Arqueros de Lothern y las levas equipadas con arco de Caledor les esperaban. Cada regimiento estaba liderado por veteranos experimentados en cientos de batallas que asesoraban al Príncipe Élfico. Era orgulloso y temerario, pero desde luego no era estúpido. Cerca suyo, sobrevolando una torre afilada y resplandeciente como un hueso de dragón, un hechicero cabalgaba un artilugio volador impulsado por un roc. En el acto Alatariel reconoció su poder, y rápidamente ató los cabos: Habían sido conducidos a una trampa desde el principio.

 Sin tiempo de reorganizarse, los Asur les atacaron con fuego, flechas y brujería. Halondil Flecha Nocturna fue alcanzado por un proyectil, y sus Forestales emboscados por arqueros tan hábiles como ellos, pero más numerosos. El Príncipe Élfico se lanzó a la carga, lleno de ira, acabando con los caballeros de Cyreth-Athem en menos de lo que tarda en caer una hoja de cedro. Estaban siendo masacrados. Ni haciendo gala de todos sus esfuerzos Alatariel podía igualar las fuerzas mágicas de sus rivales, y tras ver cómo los últimos espíritus del bosque perecían bajo la lanza del Príncipe de Caledor, Alatariel suplicó misericordia para el resto de los supervivientes plantándose ante el general montado en su colosal dragón.

 Por un momento, parecía que el Príncipe Alto Elfo ignoraría la petición de la intrusa, pero tras comunicarse telepáticamente con su mentor, colega y hechicero, finalmente cedió. No sin un cobrarse un gratificante pago a cambio: Alatariel Estrella de Invierno se convertiría en su prisionera.

 Resultado: 195 - 883 (Cuando se produjo la retirada al final de 3º turno). Victoria Asur.

 MVU (Most Valuable Unit): Sombríos, por acabar en el primer turno con Halondil Flecha Nocturna, atraer a los Jinetes Salvajes hacia una trampa y ganar a los arqueros silvanos en cada una de las fases de Disparo.

 ¿Será 2025 tan apasionante como el 2024 que dejamos atrás? Yo espero vengar la última afrenta ocurrida en Ulthuan y sacar a pasear otros ejércitos. El primero será en breves los Manchados de Palantta y espero que en todo el año pueda haber hueco también para el Clan Barbacuarzo.

¡Feliz año a todo@s!

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