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jueves, 2 de abril de 2015

Un año de batallas con el Clan Barbacuarzo

Enanos enfrentándose a las huestes mortales del Caos. Ilustración del último libro de ejército de Enanos.
 Un año y casi un mes después de la renovación de Enanos para Warhammer Fantasy me dispongo a hacer un balance personal de las batallas disputadas con estos hombrecillos cabezotas y barbudos. Personalmente los cambios en las reglas y la jugabilidad del ejército enano me han parecido algo insignificantes, o mejor dicho se ha pecado en unos sentidos de potenciar demasiado algunas cosas y reducir enormemente otros muchos. No entraré en detalles, pero aunque es un libro en términos generales bueno, lo cierto es que hay mucha diferencia entre las opciones de unidades disponibles y su utilidad.

 Realmente los combates disputados con el Clan Barbacuarzo (el nombre que recibe mi ejército enano como ya he comentado en anteriores ocasiones) no han sido muchos ni variados, pero me doy por satisfecho con el balance anual, teniendo en cuenta que ando en otras lides con Elfos Silvanos y Estalianos. A continuación se exponen los resultados de victorias, empates y derrotas.

Victorias: 4. Más de 100 puntos  de victoria de diferencia a favor.

Empates: 0.

Derrotas: 2. Más de 100 puntos de victoria de diferencia en contra.

 La descripción de las partidas se encuentran en el resto de la entrada, comentando algunos detalles y circunstancias concretas de cada una de ellas.

1ª Batalla. Reinos Ogros. 2400 puntos. Formato ETC. Derrota.
Una de las miniaturas ogras de mi rival.
 Con la intención de probar por vez primera y servir de púgil a un compañero que tenía la intención de disputar un clasificatorio del torneo ETC, dispuse una lista clásica. Su nombre: Gonzalo Martín, su ejército: los Reinos Ogros conversionados en diferentes personajes y motivos de cómic. Lo cierto es que la toma de contacto fue algo confusa, como suele ocurrir al probar algo nuevo, pero sirvió para hacerme una idea de por dónde tenían que ir los tiros en futuras contiendas (pese a que el formato ETC no terminó por engancharme).

 Poco notable a destacar de esta partida, pues estuvo más cerca el empate que la derrota, salvo que dos cañones Escupehierros ogros hacen más que una línea de artillería enana con Lanzaagravios, Lanzavirotes, Cañón y Cañón órgano. ¡Ah! Y que por decimocuarta vez (por decir una cifra), me parece aberrante algunas cosas tan absurdas como poner cuatro o más unidades de un sólo Dientes de Sable. Es antiestético a mi parecer y va en contra del trasfondo, aunque entiendo que son una pieza clave para las posibilidades de victoria de los Reinos Ogros, en este sistema no creo que la estrategia sea lo importante. No me gusta que un juego para divertirse se tenga que estandarizar para hacerlo competitivo a base de no respetar ciertas cosas.

2ª Batalla. Orcos y Goblins. 2500 puntos. Formato Warhammer Fantasy. Victoria.
 Con apenas una batalla de testeo a mis espaldas con los nuevos Enanos, me propuse probarlos más seriamente en un torneo. En el torneo anual que organiza la asociación Ghal Maraz de Palencia. Con ganas de pasarlo bien pero también de intentar hacer un buen papel, el sorteo no pudo ser más favorable. Allí me encontré con un ejército de Orcos y Goblins, o mejor dicho Goblins (muchas máquinas de guerra, hordas de Goblins Nocturnos, Jinetes de Lobo, Garrapatos Despachurradores, etc). Mi oponente era un viejo conocido del mundo online de Warhammer, de un antiguo foro por el que deambulaba, así que la partida fue un rato agradable, decantándose por una victoria a mi favor en apenas 4 turnos disputados.

 Nunca sabré si hubiese podido ganar más holgadamente la partida teniéndola a mi favor si se hubiesen llegado a jugar los 6 turnos, pero poco importó ya que fue una partida divertida (como todas contra los jugadores que coleccionan Goblins). De esas en las que uno se da cuenta por qué merece realmente la pena jugar a Warhammer.

¡Waaagh! goblinoide de Serizawa.

3ª Batalla. Reyes Funerarios. 2500 puntos. Formato Warhammer Fantasy. Derrota.
 Derrota aplastante. Para mi desgracia la segunda partida en función a mi puntuación anterior fue contra un jugador correoso y que se decantó por una simple decisión en la que me retraté por no saber cada aspecto de las reglas de este intrincado juego.

 A la hora de elegir lado del tablero me posicioné en una zona que vi estratégicamente bien para mis planes durante la partida pero que en contrapartida dejaba una Torre de Hechicería a mi oponente. ¿Y qué era eso de una Torre de Hechicería? Pues yo no lo sabía pero la mezcla de 5 Sacerdotes Funerarios, un Hierotitán y un Arca de las Almas y la habilidad de dar a todos los hechiceros la regla Señor del Conocimiento con el Saber de la Luz supuso que en el turno 1 de juego mi oponente se dedicase a lanzar Destierro (un hechizo que se potencia con los hechiceros amigos y que llega a todas partes de la mesa). En conclusión, fue una de esas partidas que mejor rendirse cuanto antes porque una cosa es intentar poner resistencia y otra dedicarte a retirar miniaturas de la mesa sin poder hacer nada gracias a mi estupidez y a las fases de magia de mi rival.

Legión de Khemri, cuyos Sacerdotes Funerarios y la Torre de Hechicería hicieron estragos.

4ª Batalla. Bretonia. 2500 puntos. Formato Warhammer Fantasy. Victoria.
 Lo bueno de perder estrepitosamente es que el siguiente rival del torneo será "a priori" más débil, o al menos estará al mismo nivel que un servidor. Y eso es lo que pasó, un jugador de la misma asociación que organizaba el evento me esperaba con sus Caballeros del Reino, Caballeros Noveles, Caballeros del Grial, Damiselas, Caballeros del Pegaso y Trebuchets.

 La batalla se desarrolló según lo previsto. Fue bastante sencillo todo sea dicho, quizás porque Bretonia a día de hoy no es un ejército TOP o quizás porque el rival me dio demasiadas facilidades. El que caso es que la victoria pronto se decantó a mi favor sin grandes heroicidades o épicas tiradas de dados. Resultado: victoria aplastante (mi contrincante sólo abatió a una de mis máquinas de guerra) que sirvió para escalar posiciones en la tabla general y quedar en la parte media de la clasificación del magnífico día de torneo.

5ª Batalla. Bretonia e Imperio. 3000 puntos. Formato Warhammer Fantasy. Victoria.
 Durante el verano se nos ocurrió a Gonzalo (el mismo de la primera partida con Reinos Ogros) y a mí disputar una batalla entre dos de nuestros ejércitos para variar un poco el formato. El resultado fueron 1500 puntos de Imperio y 1500 puntos de Bretonia contra 1500 puntos de mis Elfos Silvanos y 1500 puntos de Enanos. ¿Los motivos para llevar a cabo dicha alianza? Seguramente algún tipo de agravio pasado por parte de un Señor Bretoniano con amistades al otro lado de las Montañas Grises y lo suficientemente necio como para además haber ofendido también a los elfos del bosque.

 La partida por desgracia volvió a decidirse nada más empezar mientras los bretonianos aprovechaban para rezar. Una descarga combinada de pólvora enana y flechas silvanas hizo que por culpa de la mala suerte en los chequeos de Liderazgo una unidad de casi 1000 puntos de Caballeros de Reino con su Señor Bretoniano, el Portaestandarte de Batalla y la Profetisa de la Dama dieran media vuelta y dejaran vendidos a sus aliados y a sus siervos. De modo que la partida se continuó sin pena ni gloria mientras que los pocos humanos supervivientes vendían cara su muerte y recortaban puntos poco a poco. Pero el resultado estaba decidido desde el primer chequeo y la victoria fue para la alianza Enanos-Elfos Silvanos.

6ª Batalla. Reyes Funerarios. 2400 puntos. Formato ETC. Victoria.
 No hace mucho volví a desempolvar al Clan Barbacuarzo para no abusar de muchas partidas contra Tito (Alberto García) en las que sus Altos Elfos y mis Elfos Silvanos se medían en el campo de batalla para mi pesar. Siempre salí derrotado. Así que por una vez decidí cambiar la estrategia y presentar batalla con los Enanos, aunque no contaba que él también decidió lo mismo y sorprenderme con 2700 puntos de Reyes Funerarios, debido a las reglas que les permite engrosar filas en el ETC a dicho ejército.

 Ya desde el principio, la dirección que tomaba  la partida no me gustó. Ya tenía la mala experiencia de lo que un Hierotitán, un Arca de las Almas y 5 Sacerdotes Funerarios podían hacer en la fase de magia, y esta vez encima contaban con 300 puntos adicionales repartidos entre regimientos de Carros, una horda de Guardia del Sepulcro con un Príncipe Funerario, un sinfín de Arqueros Esqueleto, una Esfinge de Guerra, dos unidades de Caballería Esquelética con arcos y dos Lanzacráneos. Yo por el contrario llevaba mis dos unidades grandes de infantería, Martilladores por un lado y Barbaslargas con Herrero Rúnico, Señor de los Enanos y Portaestandarte de Batalla por el otro. Además por vez primera incluí una unidad de Ballesteros con  armas a dos manos y un Herrero Rúnico flanqueando, amén de la batería típica de máquinas de guerra rúnicas y el Girocóptero.

Representación ilustrativa de un Herrero Rúnico durante la partida.
 Gracias al avance que hicieron los Ballesteros hasta la unidad de Arqueros Esqueletos con los Sacerdotes Funerarios y a la buena suerte de las Runas Rompehechizos pude alzarme con una victoria holgada al conseguir entablar combate con sus unidades más débiles y sin estar potenciadas por los hechizos de sus Sacerdotes. Hubo cargas sobrenaturales de 12UM y también fallidas de 3UM por parte de mi rival, pero lo que más condicionó la partida fue que el turno en el que los Carros primero y luego la Esfinge cargaron a los Martilladores, éstos fueron capaces de aguantar con un último guerrero para dejar paso al regimiento de Barbaslargas y así despejar el centro del tablero para dar vía libre en un combate que duró hasta el final de la partida (pero que se hubiera acabado decantando a mi favor) entre la Guardia del Sepulcro y mis Barbaslargas. Otro momento clave fue también cuando el Hierotitán se disponía a cargar a mis Ballesteros para defender a los Esqueletos, pero justo antes recibió una gran descarga del Cañón Órgano que lo redujo a un montón de piedras inertes. El resultado, una gran victoria para el Clan Barbacuarzo a pesar de vérselas muy mal al principio sin el Cañón, mientras que la Catapulta y el Cañón Órgano no paraban de dar problemas a los Ingenieros.

 Como nota final añadir que en toda lista enana he llevado Barbaslargas, Martilladores, uno o dos Herreros Rúnicos, 3-4 máquinas de guerra, un único Girocóptero (meter más me parece aberrante para el sistema de combate enano) y un Señor de los Enanos equipado al máximo de sus posibilidades. Éste último he comprobado en todas las partidas que no renta, nadie en su sano juicio se atreve en combate singular contra él y no acabo rentando los puntos que vale, por lo que lo suyo sería meter un señor del clan y fuera o ni eso. Sin embargo, soy un enamorado de algunas de mis miniaturas y seguiré incluyendo la magnífica miniatura de Alrik Ranulfsson en mis batallas.

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