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lunes, 23 de septiembre de 2024

4ª partida The Old World. Afianzando conceptos.

 Ya han pasado 9 meses desde la publicación de The Old World y el 'hype' sigue por las nubes, al menos en nuestro grupo de Warhammer Fantasy. Además de haberse unido más jugadores, otros tantos están locos por coleccionar nuevos ejércitos para probar estilos diferentes de juego. No obstante, la vida en su mejor momento; me refiero a esa edad donde las mudanzas, oposiciones, bodas y pañales ocupan prácticamente la totalidad del ocio, no nos permite reunirnos tan a menudo, ni darle al 'hobby' tanto como nos gustaría.

 Aun así, quien quiere, puede. Por eso este fin de semana me enfrenté en una apoteósica partida a 1999 puntos contra mi némesis durante 5 largas, pero emocionantes, horas. En mi caso se trataría de la 4ª partida que juego a The Old World, mientras que mi oponente era la 3ª partida en esta edición, aunque la 2ª con sus Condes Vampiro. Por el contrario, yo de momento sigo haciéndome a las reglas y mecánicas de los Elfos Silvanos y por eso no he querido tocar todavía a mi segundo ejercito (que en realidad fue el primero que tuve) de Enanos.

 Para esta entrada, he preferido contar narrativamente cómo se desarrolló la partida, en detrimento de aspectos más técnicos. Pese a ello, cualquier aficionado a los informes de batalla podrá disfrutar de esta 4ª batalla de The Old World, aderezada con unas cuantas fotografías y una buena historia. Además, pese a lo casual de la partida, creo que las listas podríamos encuadrarlas en un marco bastante competitivo, pues no faltan dragones ni un montón de flechas en la lista de la Estirpe Queltarin, así como gritos y Nigromantes en la de mi rival vampiro.

 Antes de comenzar a detallar el lance, lo propio es echar una ojeada y comentar las listas de ambos ejércitos:
Lista de ambos contendientes. Por lo visto el Rey Strigoi no puede tener el Poder Vampírico Maestro de las Artes Oscuras, pero nos dimos cuenta varios días después de haber jugado la partida.

 Debo decir para empezar, que no sabía contra cuál de los ejércitos que manejaba mi oponente me enfrentaría, ya que tenía un buen abanico donde elegir entre Altos Elfos, Condes Vampiro y Bretonia, facciones muy diferentes las unas de las otras. De todas formas, siempre intento hacer listas más o menos equilibradas. Siguiendo el 'meta' del juego, ambos dispusimos de un general partepiños montado sobre un 'behemot' (Terrorgheist y Dragón Forestal respectivamente), aunque debo decir que a mi siempre siempre me gustaron los dragones y, salvo en 8ª edición donde había infinidad de cosas que lo volaban al primer turno, yo siempre jugué y coseché mis mejores resultados con un general elfo silvano montado en Dragón Forestal. La trinidad de personajes la completaba un hechicero de nivel 2 en Unicornio para dispersar hechizos y un Acechador de Caminos con el Anillo Rubí de Destrucción, ya que en la partida anterior se había desenvuelto muy bien. Esta es la primera partida en la que incluí Jinetes del Bosque, esa unidad básica que dicen tan imprescindible, y pese a que desempeñaron un gran papel, siguen sin maravillarme tanto como otras opciones. Finalmente, el último punto que debo destacar por parte de mi lista es que las Hermanas del Espino conocían el hechizo Plaga de óxido, que reduce en -2 la salvación por armadura de la unidad objetivo. Por cierto, lanzo una pregunta a los expertos en reglas ¿el hechizo que conocen las Hermanas del Espino debe apuntarse previamente a la partida cuando se redacta la lista o cuando sabes que te vas a enfrentar a un oponente y lees su lista?

 En cuanto a la lista de mi rival, me sorprendió su gran movilidad. Entre el Rey Necrófago montado en Terrorgheist, los Vargheist, los Espectros Condenadores, los Caballeros Sangrientos y los Lobos Espectrales, temía de verdad que llegase a cargar a mis unidades de proyectiles en apenas 2 turnos. Aunque creo que por una vez hice un buen despliegue. ¡Ah! Muy a destacar esa Espada Matadragones portada por el Rey Necrófago, la cual daba miedito teniendo en el campo un Dragón Forestal y un Hombre Árbol.

 En fin, nos batiríamos en un campo de batalla sylvano (que no silvano), y como yo había desplegado antes, gozaba de un +1 a la tirada para empezar y que no dejé desaprovechar para tomar la iniciativa de los turnos. Así se veía el despliegue:

Vista cenital del campo de batalla tras el turno 1 de los Elfos Silvanos.

Y vamos ya con la narración de la partida.

 La amenaza de los Condes Vampiro no había llegado a su fin. Tras la batalla de Wissenland, Yvathil Llanto de Sauce había estado rastreando el origen de la magia nigromántica y ésta le había llevado a las puertas de Sylvania. A lo largo de las fronteras de los von Carsetin, otros seres de la noche "vivían" de las sobras de los, según ellos mismos, legítimos regentes. Un vampiro Strigoi se había instalado en la Mansión Dogstoi, cercana a un cementerio y a una fosa común, de donde obtenía una fuente constante de cadáveres para sus oscuros propósitos.

 El vampiro había recibido la noticia de que su esbirro el Maestro Nigromante Kezhain había fallado en su misión como un jarro de agua fría, lo que hizo al Rey Necrófago volverse más descuidado y osado. No esperaba que unos ojos élficos observasen sus movimientos desde los decrépitos bosques envueltos en niebla. Fue el ajetreo de No Muertos hacia ese punto lo que reveló el cubil de la criatura.

 Sin tiempo que perder, Yvathil y su ejército emergieron entre la espesura, en una noche silenciosa en la que Manslieb alumbraba con mortecina luz blanca el páramo baldío donde se enfrentarían ambos contendientes. Entre las lindes del bosque situado al oeste y la residencia del vampiro se extendían ciénagas hediondas, las cuales servirían para ralentizar al ejército defensor. Con un rugido estremecedor, Deindragul resplandeció en el cielo nocturno e Yvathil se subió a él de un grácil salto. La respuesta no se hizo esperar, y el Rey Strigoi apareció tras el cementerio a lomos del Terrogheist que hacía unos días había abandonado al Maestro Nigromante en Wissenland. La batalla estaba a punto de comenzar.

Zona de despliegue del bando de los Condes Vampiro.

 Esta vez, las huestes silvanas se aventuraron a tomar la iniciativa, pues debían cerrar toda posibilidad de huida si querían frustrar de una vez los planes de su enemigo vampírico. Una lluvia de flechas comenzó a cubrir el campo de batalla, incapacitando y defenestrando a los cadavéricos lobos, a la vez que protegían la marcha hacia delante de las tropas de caballería. Mientras tanto, el sorprendido Rey Necrófago formaba a sus tropas para preparar el ataque. Entre él y otro Nigromante, las hordas de Zombies emergían constantemente desde el pozo de cadáveres que se encontraba a los pies de la Mansión Dogstroi.

Zona de despliegue del bando de los Elfos Silvanos.

 Los muertos volvían a levantarse después de derribados, y la batalla no parecía que fuera a decidirse fácilmente a favor de la Estirpe Queltarin. Ante la amenaza de Espectros Condenadores, el Cantor de los Árboles Arsonlan y su Unicornio Crinveloz cargaron desesperadamente para proteger ellos solos el flanco izquierdo. Los terrores montados perecieron ante la carga, pero con un chasquido de dedos y una conjuración en lengua arcana por parte del vampiro, los Espectros Condenadores volvieron a alzarse y el combate prosiguió. El aura mágica del Unicornio no era suficiente para mantener a raya a todos los Espectros y, según los golpes se sucedían, parecía que el hechicero y su montura acabarían pereciendo. No obstante, la ayuda surgió de pronto por la retaguardia del bando No Muerto. Halondil Flecha Nocturna apareció entre las sombras para unirse al combate y así, entre los dos héroes, poder acabar con los incorpóreos caballeros.

 En el centro del campo de batalla, el combate era realmente brutal. Vampiros del clan Dragón Sangriento estremecieron el suelo cargando con toda su furia contenida. Los feroces y valientes Jinetes Salvajes respondieron contracargando a la vez hacia los sanguinarios vampiros. Las lanzas penetraron la armadura y los corceles chocaron entre sí. Hizo falta que las Hermanas del Espino se unieran a la refriega, envolviendo a los Caballeros Sangrientos, para así poder terminar con ellos. No sin un alto coste para la unidad de Jinetes consagrados a Kurnous.

Carga y contracarga de los Caballeros Sangrientos y los Jinetes Salvajes.

 Mientras tanto, los gritos del Terrorgheist y una Doncella Espectral se cebaban contra el Hombre Árbol Orondruil Yematemprana, quien se esforzaba por proteger la retaguardia de arqueros. Cerca de él, Yvathil y Deindragul se medían a la Guardia de los Túmulos y a tres Vargheist sobre el fango de una apestosa ciénaga. Ambos masacraban enemigos sin dificultad, pero al rato volvían a recomponerse a partir de sus restos para unirse de nuevo al combate. Ante la maraña de muertos, la general silvana retrocedió unos metros, haciendo que los enemigos se internasen aun más en la ciénaga. En ese momento, los Vargheist acudieron a la llamada de su señor vampiro, de modo que abandonaron el combate, permitiendo a Yvathil y Deindragul acabar de una vez por todas con la infantería de élite tumularia. ¿A qué respondía esa repentina falsa huida justo en el momento en el que más incómodos se sentían la silvana y su montura?

 La estrategia del vampiro cobró sentido cuando Orondruil Yematemprana cayó fulminantemente ante la acometida del Strigoi y su Terrorgheist, así como de los Vargheist que habían acudido en su ayuda. Las líneas de arqueros se encontraban ahora comprometidas seriamente, pues el anciano espíritu del bosque había sido despojado de su carcasa de madera. Los Vargheist comenzaron una carnicería, persiguiendo a los distintos grupos dispersos de Guardia del Bosque y Forestales quienes, pese a vender cara su muerte y no retroceder, perecían irremediablemente ante las garras y colmillos de los engendros vampíricos.

 Por su parte, el flanco derecho parecía estar bien custodiado por más unidades de arqueros bien entrenados y las acometidas puntuales de los Jinetes del Bosque. Sin embargo, en una de estas cargas, los Zombis consiguieron resistir y abrir brecha en dicho flanco, dando lugar a un combate entre ellos y el resto de arqueros, quienes acorralados tuvieron que desenvainar las armas para contener a la marea no-muerta.

 Desesperado, el vampiro Strigoi intentó huir, pues veía que sus huestes se descomponían a medida que los elfos ganaban terreno. Dejando a su suerte al Nigromante y a sus esbirros, el detestado comandante puso rumbo hacia el este, más allá de la Mansión Dogstroi. Las Hermanas del Espino interceptaron justo a tiempo al vampiro, interponiéndose entre el Terrorgheist y su huida los instantes necesarios para que Yvathil y Deindragul diesen caza al vampiro y pusiesen fin de una vez por todas a su maldita existencia. Tras la muerte de su general, las mermadas tropas reanimadas que quedaban en el campo de batalla cortaron su vínculo mágico e inmediatamente comenzaron a perecer.

Resultado del combate:

 ¡Victoria total para la Estirpe Queltarin¡ 1834 puntos ganados frente a los 641 de mi rival. Cabe mencionar que en realidad hubiese faltado aplicar la regla especial la Muerte del General para las pocas unidades y personajes que quedaban (Vargheist con 1 Herida, Nigromante con 1 Herida y Doncella Espectral), pero siendo el último turno que le quedaba y con su general muerto, mi rival decidió que ya era hora de recoger.

 Sin duda, el MVP ('Most Valuable Player') fue el Biennacido en Dragón Forestal, ya que aguantó a los Vargheist y a la Guardia de los Túmulos y defenestró de una carga por la retaguardia al general enemigo. Sin hacer tanto ruido, el aguante demostrado frente al Rey Strigoi y la carga a los Caballeros Sangrientos por el flanco de las Hermanas del Espino supusieron un gran apoyo para eliminar a dos de sus unidades más feroces, por lo que también destaco su buen hacer durante la partida.

 Y con esto terminamos la entrada de hoy. Espero que este resumen narrado haya gustado.

¡Hasta pronto!

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