Aunque en estos tiempos su adoración se ha visto relegada a las frías tierras de Naggaroth, por todo el mundo quedan aún multitud de altares consagrados al dios élfico del asesinato. Las guerras que se luchan por Khaine lo hacen con el ansia de sangre en sus corazones.
Con esta aterradora descripción abría el Monumento Místico del Altar de Khaine, uno de los terrenos de campo de batalla recogidos en en el reglamento básico de la 8ª edición de Warhammer Fantasy Battles, en ese cajón del sastre de escenografía que no tenía una categoría tan definida como una colina, un obstáculo o un edificio. No es para menos. Khaine es uno de los dioses más importantes de este mundo de fantasía. Tras los Dioses del Caos y Sigmar, es posiblemente quien haya desempeñado un papel más relevante en las historias divinas y mundanas del mundo de Warhammer. Sus altares e iconografía se diseminan por gran parte de Ulthuan y Naggaroth, pero también en el Viejo Mundo.