lunes, 11 de enero de 2021

Un mes con Estalia

Skavens y estalianos combatiendo a la luz de Mannslieb. Ilustración de Pedro Ramos contenida en el libro para 8ª edición de Estalia.
 
  Como dije, lo que quedaba de año estaría dedicado a Estalia. No he hecho otra cosa que jugar, pintar, colorear, escribir, fotografiar y hacer escenografía (o comprarla) para poder cumplir con el objetivo que hace unos meses me pusiera. Ese que consistía en publicar de una vez por todas el libro de ejército de Estalia para 8ª edición de Warhammer Fantasy Battles. Spoiler: No lo conseguí.

 No por vagancia o falta de tiempo, sino por querer lograr un producto óptimo, cada una de las tareas planificadas se alargaron sobremanera. Rehacer fotos, colorear e incluir algunos elementos adicionales al codex ha supuesto mucho más tiempo del que en un primer momento calculé. Es lo que tiene pecar de optimista. No obstante, hubo una tarea no prevista y que es la que hoy traigo en esta entrada: Batallas estalianas de testeo.

  Recientemente, en noviembre, un pequeño grupo de amigos hemos retomado la pasión por pintar figuritas y hacer que se maten entre ellas. En este contexto, en el que debía enseñar a antiguos jugadores de 6ª edición y a jugadores noveles los entresijos de la 8ª edición de Warhammer Fantasy, vi la oportunidad de probar las novedades y los cambios introducidos por el equipo de estalianos en lo referente a los sistemas de puntuación y reglas del libro de ejército que estaba por venir. En otras palabras, testear el equilibrio de Estalia, pues da lo mismo jugar contra un ejército del que no sabes nada que contra un ejército del que no sabes nada y creado por gente ajena a Nottingham.

 Así pues, las partidas apalabradas deberían ser sencillas. Pocos puntos, escenografía con reglas estándar y batalla campal como escenario. Sabía de antemano que me enfrentaría primero a Demonios del Caos y a Altos Elfos, y pese a lo destructivo que puede ser Estalia con algunas de sus opciones (Saber de la Luz, Artillería bendecida, Estatuilla de oro, etc.) contra los hijos del Caos, preferí hacer una lista equilibrada contra ambos ejércitos. A fin de cuentas, utilizar ciertas ventajas puntuales no ayuda a la hora de hacerse una idea general de las posibilidades que un ejército tiene en realidad.

 Puede que una lista sin atributos ni descripciones de las unidades no diga nada por sí mismo, pero estas fueron las unidades y opciones que utilicé a 1500 puntos en las dos primeras partidas disputadas, tanto contra Demonios del Caos como contra Altos Elfos.

Comandantes (195 puntos/13%)

  • Gran Hechicero del Saber de la Luz. Nivel 3. Equipado con Pergamino de Dispersión: 195 puntos

Héroes (208 puntos/13,87%)

Unidades Básicas (383 puntos/25,53%)
  • 12 Mosqueteros con Músico: 118 puntos
  • 20 Rodeleros con Encamisado, Portaestandarte y Músico: 170 puntos
  • 5 Conquistadores con Músico: 95 puntos
Unidades Especiales (494 puntos/32,93%)
  • 10 Gruñidores estalianos dirigidos por un Azotaperros: 70 puntos
  • 17 Guardias del Sol equipados con Escudos bruñidos y con Protector del Sol, Portaestandarte y Músico: 234 puntos
  • 5 Granaderos: 70 puntos
  • Cañón estaliano: 120 puntos
Unidades Singulares (220 puntos/14,66%)

Total 1500 puntos

1ª Batalla. Contra Demonios del Caos. 8ª Edición de Warhammer Fantasy. Victoria.

 No era la primera batalla de mi rival, aunque tampoco había batallado en suficientes ocasiones como para ponerme las cosas difíciles y sin embargo, lo hizo. Ya había probado anteriormente una lista estaliana muy distinta a 2500 puntos contra otro jugador de Demonios del Caos y de aquellas me comí una señora masacre en mi contra. Los comienzos de la partida presagiaban algo parecido.

 Ante el temor que padecía a sus unidades de infantería, decidí esperar a mi contrincante en mi terreno pese a la poca artillería de la que disponía. Esperaba de verdad que mi posicionamiento y mis hechizos del Saber de la Luz me permitiesen elegir atacar en el momento más adecuado, mientras iba desgastándole y dividiendo según avanzaba a mi posición, pero no fue así. Sí que llegué a controlar los flancos, sobre todo del que se ocuparon los Caballeros Astados, pero ni Conquistadores, ni Granaderos, ni Gruñidores Estalianos, unidades rápidas y envolventes, pudieron hacer nada ante el terror del Príncipe Demonio que tenían en el flanco izquierdo. Quien sí consiguió enfrentarse a él y proteger dicho flanco de una carga combinada del general enemigo y una unidad de Desangradores de Khorne fue el Águila Gigante enviada por Myrmidia, quien incluso llegó a rascar una herida del servidor de la oscuridad con su pico afilado.

 Debido a los problemas causados por el terror y los pánicos que se desencadenaron, medio ejército estaliano huyó del campo de batalla, entre ellos la unidad de élite de Guardia del Sol. Desplegar tan cerca del borde y colocando una unidad detrás de otra forzó una serie de huidas que no tenía contempladas y que deberían haberme costado la partida. Como digo, la inexperiencia de mi rival, cuyas unidades pequeñas fueron fácilmente derrotadas en combate cuerpo a cuerpo, me brindó una oportunidad que no merecía, pero de la que espero haber aprendido la lección.

El malavenido flanco izquierdo de la contienda, donde mis tropas se estorbaron entre sí y no hicieron más que huir ante las acometidas del Príncipe Demonio del fondo y los Incineradores de Tzeentch.

2ª Batalla. Contra Altos Elfos. 8ª Edición de Warhammer Fantasy. Victoria.

 Más bien masacre a mi favor, pues mi rival ya no disponía de unidades en mi 4º turno. Esta vez me eché para delante sin titubear ante el despliegue mágico de mi oponente. En frente se encontraba un ejército ligero que fue rápidamente devorado por perros, toros, caballos y águilas. Vale que Arqueros, Águilas Gigantes, Lanzavirotes y Lanceros no suponen ningún problema frente a tropas de más calidad en combate, pero meter mano a la unidad del Archimago, junto al Noble portaestandarte de batalla y 20 Leones Blancos iba a ser complicado.

 En un momento de valentía, lancé a mi unidad de élite, con sus tres personajes, contra su unidad de élite y sus dos personajes. Gracias a una suerte épica, la Guardia del Sol dio buena cuenta del Archimago de nivel 4 equipado con el Talismán de Salvación (colaron 3 heridas las cuales no pudo salvar a 4+). A esto ayudó que los 15 ataques de Leones Blancos no tuvieron un buen día impactando e hicieron una cantidad mínima de bajas. Aunque esto no ocurriría en los turnos posteriores, pese a contar entonces él con menos efectivos y disponer yo de la ventaja mágica de algún que otro hechizo de potenciación. Durante el resto de fases de combate, los Leones Blancos y la Guardia del Sol se masacraron mutuamente hasta que al final quedaron con vida mi Gran Hechicero herido, su Noble Portaestandarte de Batalla y el Portaestandarte de los Leones Blancos.

 Volviendo la vista atrás y viendo todo su ejército destruido y la inminente carga de los Rodeleros por su flanco, el Noble elfo ofreció su espada a Wa'el Sirâj como símbolo de su rendición.

Vista aérea tras el primer turno disputado por ambos jugadores.

 Existe un informe detallado de ambas partidas que incluyen más imágenes y las listas de mis contrincantes en el siguiente post del foro de Estalianos: [Lista a 1500 puntos] ¡Último testeo!

3ª Batalla. Alianza con Demonios del Caos contra Elfos Oscuros y Orcos y Goblins. 8ª Edición de Warhammer Fantasy. Victoria.

 Algo que avergonzaría a la mismísima Myrmidia sucedió en la tercera y última partida programada. Decidimos jugar esta vez por bandos, en el que cada jugador llevase una lista a 1500 puntos sin saber quién sería su aliado. La suerte decidió que Elfos Oscuros y Orcos y Goblins lucharían contra una especie de pacto entre Estalia y Demonios del Caos. Las opciones disponibles para aliarse no iban a traer, de ningún modo, indulgencia por parte de la Diosa.

 Esta vez quise incorporar todo aquello que no había testeado en las otras partidas. Es decir, incluí Reclutas del Tercio como única Unidad Básica, Ogros Tragasoles, un Gigante, Bandidos y eso sí, un Gran Hechicero, un Porta de Batalla, un Cañón estaliano y un Águila Gigante; unidades imprescindibles si me apuras en todo ejército estaliano. Cierto es que me hubiese gustado incluir también a las Hermanas de Furia, pero los puntos no daban.

 La partida con dos cañones se hace más fácil. Más si uno de ellos tiene ataques flamígeros y en frente se encuentra una Hidra de Guerra. La partida fue coser y cantar, dominando las fases de magia y disparo, y seleccionando los combates de forma óptima para limpiar los despojos de las unidades enemigas que iban quedando. En ese sentido debo destacar que la unidad intacta de Ogros Tragasoles se comió la carga de apenas 4 Jinetes de Gélido y perdieron el combate, siendo destruidos durante la persecución por parte de los velociraptores y sus letales caballeros. También hubo cierta épica en el combate entre el Gigante y la Aracnarock, aunque Marco Comemulas se limitó a dar cabezazos, que poco y nada hacían a la monstruosidad de ocho patas, a parte de prolongar un combate que estaba de sobra decidido en cuanto la arañota colase un par de ataques envenenados.

 Los Reclutas del Tercio, junto al Gran Hechicero, se limitaron a descargar pólvora y rayos de luz respectivamente. Para cuando una mermada Aracnarock y unos insuficientes Verdugos de Haf Graef quedaron empalados en las 35 picas que componían el regimiento de Reclutas, las aspiraciones de victoria de nuestros rivales hacía tiempo que habían desaparecido.

Ogros Tragasoles, Furias del Caos, un cañón de Khorne, Reclutas del Tercio y un Gigante... El eterno dilema estaliano: ¿Todo vale con tal de destruir a la fuerzas de la destrucción? ¿Incluido pactar con dichas fuerzas?

 En conclusión, tengo la sensación personal de que existe un equilibrio muy bueno entre las unidades de Estalia y su coste en puntos. Su modo de jugar recuerda al de los Tercios pero con ese factor fantasía y mágico que anhelan los coleccionistas de Warhammer. Estalia es versátil, pero requiere de un magnífico general para comandarlos, algo que a todas luces no soy.


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